Desde finales del siglo XVIII la expresividad musical de los espirituales negros trasciende el círculo de los esclavos.
Los templos en donde se interpretan son visitados ahora por blancos que, llamados por la curiosidad, se acercan para conocer esa nueva forma de hacer y de sentir la música y las enseñanzas del Evangelio.
Tras la abolición de la esclavitud, y ya en el período de Reconstrucción, en el último tercio del siglo XIX, se hace partícipe de esta música al conjunto de la sociedad. Para ello se dulcifican las formas más arcaicas de interpretación, se tienen más en cuenta las armonías europeas y la música ancestral se armoniza y se pauta.
Las interpretaciones se podrán hacer siguiendo cada voz la línea melódica que le corresponda en el pentagrama, en los que los espirituales se han codificado.
Esta mayor popularización de los espirituales no significa perder sus orígenes, pues su éxito se debe a la forma de cantarlos, a transportar el "alma" del negro a la música, cuyo fondo se encuentra entre el lamento y la oración.
Esta forma más universal de interpretar los antiguos espirituales negros y de crearlos a partir de esas nuevas pautas nos adentran en el Gospel, que goza de tal aceptación que, a partir de 1870, la comunidad negra comienza a explotarlos comercialmente.
En 1871 el director de la universidad para negros Fisk School reúne a los mejores cantantes de dicho centro para crear un coro y llevarlo primero a las regiones de Alabama y Missouri y, posteriormente, a los distintos Estados de la Unión para obtener fondos que le permitan mantener su Universidad. Visto el éxito del coro de esta Universidad, se crean los del Hampton Institute, Tuskegere Institute, etc.
Las Iglesias metodista y pentecostal desarrollan un gran número de himnos para ser interpretados durante las celebraciones, pero será la Church of God in Christ de Charles Mason la que traerá la renovación de los cantos religiosos; en 1895 introduce instrumentos en las iglesias e incorpora ritmos de Blues, Ragtime y Jazz en sus nuevas composiciones.
Ya en el siglo XX, en la década de los años 30, se crea la Convención Nacional de Gospel. A partir de ese momento cobra relevancia el Solista en los Himnos religiosos; entre los años 40 y 60 se vuelve al Gospel Coral, otorgándose gran importancia a las coreografías llamativas propias del Pop Art. Desde entonces, los ritmos del Gospel se incorporan al desarrollo de la música profana, llevándolos hasta el Soul y encumbrando a las grandes estrellas que lo interpretan, como fueron, entre otras, Tramaine Hawkins o Aretha Franklin.
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